I. Luis Videgaray, quien con su contrarreforma fiscal dañó la economía pública y privada, no deja de poner alfiles y peones en su Secretaría (de Hacienda y Crédito Público); controla el Servicio de Administración Tributaria y mete goles en la Secretaría de Turismo, de Energía, en Petróleos Mexicanos, en la Comisión Federal de Electricidad, en el Instituto Mexicano del Seguro Social, en la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Social, Pesca y Alimentación y en la Secretaría de Economía.
Esto porque se siente el más seguro para que Peña lo designe candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI); a menos que lo deje en el trono sexenal al estilo de Zedillo con Fox y éste con Calderón: con los consabidos fraudes electorales y la ayuda del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Esto a pesar de que los desprestigiados magistrados están que echan madres porque les negaron otra tajada del botín para sus retiros. Muy activos los mexiquenses suman cargos para su causa. Como Osorio Chong y Murillo Karam, para su cártel de Hidalgo, los amos de la inseguridad sangrienta. Y como nadie de los priístas connotados aceptó encabezar al PRI-prostíbulo de la capital del país, el aparente presidente del PRI (por órdenes y el visto bueno de Peña), César Camacho, entregó la casa de citas al secretario de Gobernación y éste mandó a su coordinador de asesores, Héctor Mauricio López Velázquez, para dirigir a un PRI defeño que no tiene ni militantes ni simpatizantes ni credibilidad.
II. Simulando una elección, Miguel Angel Osorio Chong y Camacho –quien se reúne en escondido hotel para platicar con periodistas, dizque para que no lo vean– impusieron a López Velázquez sin más currículum que su paso por la Fundación Colosio. Con sus acarreados que le echaron porras, fue coronado sucesor de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, apodado el Príncipe de la Basura, quien convirtió al PRI defeño en un antro para su uso exclusivo. El priísmo de la Ciudad de México no existe desde 1997; y si bien Mancera ya provocó la caída del Partido de la Revolución Democrática en la entidad, no asegura que el PRI pueda recobrarla, ya que la próxima disputa por la Jefatura del Distrito Federal estará entre el Partido Acción Nacional y un buen candidato (pero no Martí Batres, por favor) del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), de López Obrador, o un buen candidato independiente. Pues hartos de los abusos manceristas, los electoresdefeños quieren quitarse de encima la tradición perredista que empezó bien con Cárdenas, empeoró con la Robles, mejoró con Encinas y va a la deriva con Mancera.
III. Así pongan a un santo en el PRI-prostíbulo, está de antemano derrotado en las urnas para 2015, cuando el peñismo se ponga a prueba tras su fracaso en estos 2 primeros años. El que los peñistas-hidalguenses aceptaran el reto de rescatar de las aguas negras a ese PRI, es una muestra de que “gratis, hasta puñaladas”. Osorio Chong y Murillo Karam tienen demasiados frentes abiertos y uno más no los atemoriza, aunque vayan de fracaso en fracaso. Han impuesto una mediocridad sin pruebas de capacidad política, y será otro “príncipe”, ni siquiera de las tinieblas, sino de la burocracia de Gobernación, que seguirá hundiendo la canoa sin remos que es el PRI-prostíbulo. Mismo que durante 17 años estuvo abandonado y fue convertido en basurero y oficina de trata de personas, como un harén al servicio de aquél Príncipe de la Basura. Pero pusieron a un economista, cuando necesitaban a un experto en destapar caños.