La cómoda miseria.
Texto escrito por Manuel García Estrada para Milenio.
Lo fácil, lo cómodo, lo más sencillo es lo que busca el mediocre. Actualmente está en boga el mínimo esfuerzo y el ser ladino, si no me crees nomás voltea a ver como levantan la mano cada vez más personas en las calles esperando limosna tratando de inspirar lástima o checa la escala de valores de miles de jóvenes que ven como carrera al narco o la de ser sicarios. Todo sea por la plata simple de obtener.
Hoy se alquilan niños drogados para limosneras de especialidad, mujeres pobres se reproducen como conejos para recibir sus ayuditas de “oportunidades”, hoy se crean programas de apoyo a la lucha contra el sida o a favor de los discapacitados en donde se desvían millones de pesos o simplemente se pierde el respeto por los valores republicanos y democráticos para ser político corrupto. Hoy más que nunca hay colegios en donde las calificaciones se alteran para tener contentos a los clientes o se hacen exposiciones en centros de convenciones en donde no hay resultado verdadero y sólo se despilfarra dinero construyendo imágenes de negocios que son timoratos, mal hechos y mediocres.
Lo fácil hoy es echar la culpa de la derrota electoral al resto sin revisar los propios actos, patético es escuchar a los competidores en una elección llorar como niños señalando que no hubo un juego limpio cuando ellos se prestaron a la corrupción supuestamente democrática con el simple hecho de presentarse a las elecciones sabiendo que venían amañadas. Esos lloriqueos han de servir para manipular a los tontos pero nunca a los inteligentes.
Lo sencillo es culpar a la educación del desastre nacional sin encarar a Elba Esther o señalando a Lujambio pero callando ante la venta de plazas, los días de hueva o preparación de festivales, desfiles y demás pretextos para no trabajar al 100%. Se deslindan de responsabilidad los mediocres, los guarritos vivales que hoy visten de Prada y ganan de entre 30 mil y 70 mil pesos mensuales creyendo que con ello tienen derecho a juzgar a los que pelean por una democracia genuina y además consumir lo nice que se apellida gringo.
A todo dar lo que pasa hoy en día en nuestro país, en los estados, en donde no hay un mínimo respeto a las ideas de prosperidad y justicia, en donde ganar por ganar erige gobernadores aunque provengan de un abstencionismo del 60% del electorado que en nada les legitima. Vivimos una partidocracia en la forma pero una mediocracia en el fondo en donde lo vil ataca al talento y en donde el mérito no significa nada porque sigue imperando el amiguismo, el influyentismo, el nepotismo, el compadrazgo. Esta mediocracia se nota en los partidos al construir candidatos vacíos, fatuos, que son capaces de asirse de caciques, ex candidatos, maquillaje o mercadotecnia que no significan nada de verdad al pueblo.
Los mediocres culpan al electorado que no vota de su derrota, pero ¿quién demonios quiere votar para ver quién será el payaso estrella del circo? La gente va a las urnas cuando ve algo de verdad capaz de transformar su patética realidad y van porque ya despertaron y ven justamente la inmundicia en la que viven.
Mientras la gente no despierte, las instituciones “democráticas” o los partidos no hagan su trabajo en serio la democracia seguirá siendo una farsa.
Las coyunturas se crean, la estrategia y las matemáticas ganan elecciones, la estructura y la maquinaria electoral determinan resultados. Hace falta que los partidos que han perdido lean más a Tsun Tzu y si no les gusta la democracia que existe habría que reformarla para que las televisoras, el narco, no sean los amos de este régimen. Seguir en la cómoda miseria mental no cambia nada.
Para relexionar, sin duda.