Deleznables son los sátrapas, los corruptos, los ladrones, el Duartismo y la Fidelidad, pero si son cuates no hay bronca. Se les encubre y se les perdona. Se les tiende un manto de impunidad. Así es Miguel Ángel Yunes Linares.
POR: MUSSIO CARDENAS ARELLANO.
Saqueador burdo, sin pudor, Saúl Wade León dejó secas las arcas de Minatitlán en sus días de tesorero y alcalde real, imputado del robo de 117 millones de pesos de origen federal, trampeando y engañando a la Auditoría Superior de la Federación. Pero es hijo de “ mi amigo Jorge Wade” y no lo tocará.
Títere de los Wade, alcalde de opereta, Héctor Damián Cheng Barragán, es un sin voz y sin voluntad, bueno para insertarle billete a la bailarina de ocasión entre el brasier y nada más, del que el gobernador de Veracruz dice que sabe trabajar. ¿Serio?
Insólito el tono de Yunes Linares, el gesto amable, el elogio sin lógica, desmedido e insultante para la banda que comulgó con Javier Duarte y se ganó la impunidad, que operó contra el PAN y llevó a Morena al Congreso de Veracruz, que movió sus huestes para frustrar el proyecto de cambio y la alternancia en el poder.
Y hoy les llama “amigos”.
Asombra Yunes azul al pueblo de Minatitlán, que sabe de los Wade y su poder corruptor, la Sección 10 del sindicato petrolero convertida en un cacicazgo como en los tiempos del quinismo, el control sobre los enclaves políticos y las fortunas sin sustento de honestidad.
Toca tierras minatitlecas, donde hay raíces familiares, pero a Miyuli no se le da el poder, donde ni el panismo lo secunda, donde se vislumbra otro fracaso electoral.
Habla en Minatitlán este jueves 23 y deja perplejos a todos. Elogia sin mesura, ensalzando a los sátrapas del poder, al poder petrolero y al poder municipal, que para el caso es lo mismo y con el mismo potencial para agraviar a la población.
Dice Yunes Linares, por ejemplo:
“Da gusto venir a Minatitlán, ciudad que le tengo cariño y ya sentía ganas de recordar este calorcito de más de 36 grados, yo le pedí al alcalde me invitara a este evento y coincido con él, de que para sacar adelante los problemas de Minatitlán, los tenemos que hacer juntos”.
Sí, juntos, el PRI-AN, como si el origen de la debacle minatitleca no fueran los Wade y su corte, los autores del saqueo y del abuso de autoridad.
Sí, juntos, las ratas y que el presumía que cazaba ratas. Y que termina siendo el que convive con las ratas.
De las obras que entrega, dice Yunes gobernador:
“Son para beneficio de muchos como todos ustedes; ya veo las fotos de antes y después. Así como estaba su calle llena de baches, así recibí el Gobierno del estado, pero vamos a salir adelante”.
Y del alcalde títereCheng, apunta:
“Se nota que está trabajando”. ¿Serio?
Algo así como, títere Cheng para alcalde del año, postulado por Yunes azul.
Según las versiones que fluyen en los portales de información, a Jorge Wade, el jefe del gang, le externó que los hombres y mujeres, que laboran en las dependencias petrolera y municipal, han sabido desarrollar un trabajo, acorde a los tiempos y políticas que el Estado requiere. ¿Serio?
“Estoy muy contento —agregó Yunes azul— de estar en Minatitlán y ver con ahínco, las mejoras y buen trabajo que se han desarrollado en la ciudad. Sin duda alguna con estas obras que se entregan hoy, se sigue mejorando la calidad de vida de los minatitlecos; también quiero resaltar la preocupación de las autoridades municipales y petroleras, por seguir salvaguardando la seguridad de los ciudadanos”. ¿Serio?
Buen discurso el del señor Yunes si no existiera la realidad. Esa es otra. Y es brutal. Son los Wade el cáncer de Minatitlán, uno con su férreo cacicazgo en la Sección 10 y el otro gobernando, primero desde la tesorería y ahora fuera del ayuntamiento, pero mandando al fin. Cheng sólo acata, obedece, se hinca.
El ayuntamiento de Minatitlán es un santuario a la corrupción, y en él la mano sucia de Saúl Wade León, el vástago incómodo, l’enfat terrible, cuya mente urdió un saqueo descomunal que ahora Yunes se niega a ver.
Tirano en ciernes, abusivo del poder, Saúl Wade tiene una virtud: unifica a todos pero su contra. Odiado por comerciantes a los que pretendió exprimir, y en algunos casos extorsionar; detestado por los órganos de fiscalización por su afán de engañarlos; repudiado por la sociedad de Minatitlán por el hurto de los recursos mientras el atraso se percibe en cada rincón.
Y Yunes le ve la santidad.
El 8 de diciembre de 2016, a propósito de su renuncia a la tesorería municipal, INFORME ROJO recordó cómo fue la simulación del terrible Saúl para desaparecer 117 millones de pesos, producto de partidas federales, enterando obras terminadas que se hallaban a medias o sin arrancar, y de las siete empresas propiedad o manejadas por su cuñado a las que asignó obras. Aquí un extracto:
“No son menores los pecados de Saúl: un ‘cuñado incómodo’, y con él siete empresas contratistas, y obra pública a granel, y las finanzas de Minatitlán entre el saqueo y la quiebra. Y al final se va.
“L’enfant terrible, el malcriado de los Wade, deja la tesorería municipal cuando la nave se hunde, la Auditoría Superior de la Federación lo investiga y llega al poder Miguel Ángel Yunes Linares, al que los petroleros de la Sección 10, cuyo cacique es su padre, Jorge Wade González, le restaron votos para dárselos a Morena.
“Acusado de desviar 117 millones de pesos de origen federal, falseando información, dando por terminada obra que ni siquiera arrancó, implicando a constructores que facilitaron facturas para que cuadrara el engaño, Saúl Wade León huye dejando una pista que conduce a un escenario de corrupción: las obras que asignó a las siete empresas vinculadas con su cuñado, Jaime Silva Barraza, por más de 50 millones de pesos.”
Y Yunes ignora la realidad, el documento, la prueba, la corrupción. Niega lo que es.
Yunes no es de memoria corta pero finge. Sabe que de los petroleros recibió agravio, que lo hicieron perder Minatitlán en la elección que definió la gubernatura de Veracruz.
Su “amigo” Jorge Wade lo apuñaló en 2016, el 5 de junio. Ese día tiraron línea. Con gusto o sin él, acataron los petroleros la instrucción: votar por Morena, golpear a Ricardo Orozco Alor, el tormentoso ex director del Itesco, protegido del ex gobernador interino, tapadera de Javier Duarte, Flavino Ríos Alvarado, al que los alcaldes yunistas y perredistas echaron del palacio de Gobierno y luego de Casa Veracruz.
Si Orozco ganaba la elección se convertiría en candidato natural del PRI a la alcaldía de Minatitlán, dejando al aire a Saúl Wade. Fue clave su voto. Con su voto, los petroleros, los Wade, llevaron a July Sheridan y a Morena al Congreso estatal.
De ahí el pacto de los petroleros, hoy, con Morena. De ahí la renuencia de Morena a darle curso a las denuncias que seis ediles presentaron en el Congreso de Veracruz para que Saúl Wade sea investigado. Una llamada de los Wade a Xalapa y Morena se ató de manos. Los hijos del Peje también saber pactar con la mafia en el poder.
Y ahora Yunes los llama “amigos”.
Son sátrapas los Wade, cómplices del duartismo, corruptos y tramposos, pero son cuates y tienen el perdón azul. Así sean lo peor entre lo peor, tienen en perdón azul.
Masoquista político, Yunes va al feudo de Jorge Wade y el terrible Saúl, sus amigos, así hayan bailado en la comparsa del duartismo y participaran en la conjura para que impedir que fuera gobernador.
Se rinde ante el que viola la ley. Ignora que Saúl Wade, l’enfant terrible, haya mentido a la Auditoría Superior de la Federación para ocultar el uso de 117 millones de pesos en obras que no ejecutó en el tiempo de ley. Como si hubiera sido Javier Duarte.
Así es la falsa alternancia en el poder.