MIERCOLES, SEPTIEMBRE 07, 2011
Fin a la impunidad de los jueces
Víctor Sánchez Baños / Poder y Dinero
Casi todos los crímenes que castiga la ley se deben al hambre.
René de Chateaubriand (1768-1848) Diplomático y escritor francés.
Primero, lo que es fundamental, los jueces son falibles y, como todo ser humano, puede errar en la toma de una decisión. Cometer una injusticia, pues.
Segundo, la corrupción en el poder judicial es espectacular. Muchos jueces y empleados de segundo y tercer nivel, son inmensamente ricos. Si bien su salario y medianía republicana los llevaría a vivir bien, no con la fastuosidad de empresarios que arriesgan dinero y su vida para generar empleos y comodidades en sus vidas. La mayoría de los casos de jueces ricos, sus casos quedan impunes. Se ve que el Poder Judicial está desesperado luego que varios de sus “honorables prohombres” han sido exhibidos como corruptos. Los jueces en el país fallan en sus juicio y, por si fuera poco, inclinan la balanza de la justica al mejor postor. También, y en justicia hay que reconocerlo, que son víctimas de los poderosos y los grandes delincuentes. Ellos también están contra la pared. Por ello, el sistema judicial no es el óptimo y, al final de cuentas, de la mano de los Procuradores de justicia, la impunidad ha sentado su reino en el país.
Casi todos los crímenes que castiga la ley se deben al hambre.
René de Chateaubriand (1768-1848) Diplomático y escritor francés.
Primero, lo que es fundamental, los jueces son falibles y, como todo ser humano, puede errar en la toma de una decisión. Cometer una injusticia, pues.
Segundo, la corrupción en el poder judicial es espectacular. Muchos jueces y empleados de segundo y tercer nivel, son inmensamente ricos. Si bien su salario y medianía republicana los llevaría a vivir bien, no con la fastuosidad de empresarios que arriesgan dinero y su vida para generar empleos y comodidades en sus vidas. La mayoría de los casos de jueces ricos, sus casos quedan impunes. Se ve que el Poder Judicial está desesperado luego que varios de sus “honorables prohombres” han sido exhibidos como corruptos. Los jueces en el país fallan en sus juicio y, por si fuera poco, inclinan la balanza de la justica al mejor postor. También, y en justicia hay que reconocerlo, que son víctimas de los poderosos y los grandes delincuentes. Ellos también están contra la pared. Por ello, el sistema judicial no es el óptimo y, al final de cuentas, de la mano de los Procuradores de justicia, la impunidad ha sentado su reino en el país.
Por: Revoluciones Mexico.