EL PRI Y EL PAN NO TIENEN LLENADERA.
Es una lástima que aquí no haya un súper millonario que piense igual que Warren Buffett, quien en un artículo publicado en “The New York Times” pidió a la clase política estadounidense deje de consentir a la plutocracia. Puntualizó: “Mientras los pobres y la clase media combaten por nosotros en Afganistán, y mientras la mayoría de estadounidenses luchan para pagar sus cuentas, nosotros los megarricos continuamos obteniendo extraordinarias exenciones fiscales”. He aquí la causa fundamental de los dramáticos desequilibrios socioeconómicos que tienen al mundo de cabeza, situación que aquí en México se vive con mayor plenitud, toda vez que los beneficios que recibe la oligarquía de la clase política son mucho mayores.
Pero ni por asomo hay uno solo de los multimillonarios criollos que piense igual o de manera parecida, con un mínimo de responsabilidad social que influyera en una actitud menos injusta contra las clases mayoritarias y los causantes cautivos. Al contrario, les parecen pocos los beneficios recibidos y exigen más, como si estuvieran atesorando miles de millones para llevárselos a la tumba. Si la situación en la nación vecina es angustiosa por la preeminencia de la plutocracia en la distribución de la riqueza, aquí es dantesca por los horrores que viven dos terceras partes de la población y el hambre angustiosa que sobrellevan ya cuando menos 30 millones de compatriotas, mientras unos pocos miles de privilegiados gozan de prebendas extraordinarias y lujos faraónicos.
Y por si con tal realidad no fuera suficiente, la clase política se pelea por más privilegios de los que ya tiene, como se advierte por la pugna que traen el PAN y el PRI con respecto a los dineros públicos. Los del partido blanquiazul acusan a los del tricolor de “no tener llenadera”, porque pretenden se modifique la Ley General de Coordinación Fiscal y así los estados puedan contar con más recursos. Juan Molinar Horcasitas dijo que la propuesta priísta de aumentar en tres puntos el porcentaje de participaciones federales que reciben los estados representaría unos 53 mil millones de pesos adicionales, lo que resultaría “inmoral y absurdo”.
Sin embargo, más inmoral bajo cualquier punto de vista es que de cada peso, 33 centavos del presupuesto de egresos de la federación se destinen al pago de la nómina del gobierno federal. En el “gobierno” de Felipe Calderón, la deuda pública se ha incrementado 134 por ciento, o sea la cantidad de 2.38 billones de pesos, mientras que el débito de los estados lo hizo en 155 mil millones. Como se observa fácilmente, quien no tiene llenadera es el gobierno federal, cuya burocracia pasó de 4 mil 95 a 8 mil 217 empleados, o sea que se duplicó, sin que ello haya redundado en una mejor administración pública.
Claro que la deuda que dejó Humberto Moreira al pueblo de Coahuila es algo fuera de lo común, pues de 323 millones pasó a casi 32 mil millones de pesos. Pero como quien lo sucederá en el cargo de gobernador es su hermano, cabe suponer que no habrá problemas para ajustar cuentas tan desequilibradas. Así se constata que a la clase política al servicio de la oligarquía no le interesa otra cosa que beneficiarse de los recursos públicos, el botín al que consideran tienen derecho por servir fielmente a unos cuantos súper millonarios insensibles e insaciables, o sea la cara opuesta de Warren Buffett.
Que tanto Moreira como Molinar Horcasitas se dediquen a echarse lodo en la cara no corrige en absoluto una situación de la que los dos partidos en que militan son responsables. Ni uno ni otro tienen un asomo de vergüenza, a cual más de cínicos como es fácil apreciarlo. Claro está que quien tiene más grado de responsabilidad en este momento es el blanquiazul por estar en el poder, y sobre todo por su actitud farisaica, hipócrita y vil, como lo revela que Molinar Horcasitas esté enarbolando una supuesta defensa de los dineros públicos, cuando como director general del IMSS fue el responsable de la peor desgracia ocurrida a decenas de familias que sufrieron la pérdida de sus bebés por la corrupción en las guarderías subrogadas.
Ahora el PRI quiere regresar al poder, mientras los panistas quieren conservarlo al precio que haya que pagar, al fin que el pueblo sería el que cargara con las desgracias resultantes. De ahí el imperativo de que la izquierda se unifique sólidamente, en torno al Movimiento Regeneración Nacional (Morena), para evitar un desastre nacional irreparable, pues obviamente los dos partidos de la oligarquía quieren el poder tan sólo para seguir acumulando riquezas y privilegios. Eso está más claro que un día lleno de sol. La traición de “Los Chuchos” ahora cobra más trascendencia, pues hace cinco años la derecha estaba al borde del nocaut y fue salvada por el grupo de Jesús Ortega cuando evitó que el PRD cerrara filas en torno a una política que apuntalara a la izquierda. Otra vez la derecha está en bancarrota, el colmo sería que de nuevo “Los Chuchos” sólo pensaran en sus mezquindades inenarrables.