Felipe Calderón prometió reducir la pobreza, mejorar la educación y la cobertura universal de salud. Ninguno se cumplió. Al cierre del sexenio entrega 12 millones de nuevos pobres, una educación peor calificada y los servicios médicos alcanzan al 70 por ciento de los mexicanos
Jueves 8 de noviembre de 2012
Durante el sexenio de Calderón, México regresó al mismo número de pobres que había en el año 2000. Para el 2008, los pobres sumaban nuevamente 52.3 millones. La pobreza “patrimonial” había crecido ya un 14.9 por ciento
El "Panorama Educativo 2012" de la OCDE señala que México es el único país donde tener educación superior no necesariamente se traduce en oportunidad de un empleo mejor
De 100 niños en la primaria solo el 77% llegan a la secundaria, 45 % a la preparatoria y solo el 13 terminan la licenciatura. Apenas 2% hacen estudios de postgrado
153
(Por ciento) Incremento real del Presupuesto de la Secretaría de Desarrollo Social en el sexenio de Felipe Calderón respecto al de Vicente Fox
60
Millones de pobres
45
mil millones de dólares. En el sexenio se invirtieron 565 mil millones de pesos en salud
30
Por ciento de la población no tiene acceso a los servicios médicos
Hace seis años Felipe Calderón tuvo tres sueños:
El primero:
Que al final de su gobierno los pobres serían 35 millones, 15 millones menos que cuando empezó su administración
La realidad es que al final de este sexenio la pobreza no solo no disminuyó, sino que los pobres son hoy 60 millones, a pesar de que Calderón ejerció un presupuesto superior en un 153 por ciento al que ejerció Vicente Fox.
El segundo:
Que mejoraría la educación
Al final de este sexenio, sin embargo, y con un presupuesto de unos 110 mil millones de dólares destinados a la Secretaria de Educación, y superior al que ejerció su antecesor, el 80% de los alumnos de secundaria tienen un nivel insuficiente o elemental en conocimientos generales.
El tercero:
Que todos los no asalariados tendrían a un seguro de gastos médicos
Sin embargo, la realidad es que al final de este sexenio, y con un presupuesto de 565 mil millones de pesos destinados a la Secretaria de Salud, 32 millones de mexicanos declararon en el 2010 no tener acceso a ningún sistema de protección social en salud.
Calderón consignó estos tres sueños en el libro “El hijo Desobediente”. Un pequeño texto que escribió como candidato para dar a conocer lo que pensaba hacer si llegaba a ser presidente.
Exploremos el detalle de los sueños frustrados de Felipe Calderón.
Educación
Aunque en el gobierno de Felipe Calderón se registraron algunos avances en materia educativa, como haber logrado el cien por ciento de cobertura en la educación primaria, México sigue ocupando los últimos lugares en esta materia a nivel mundial.
En el Informe de Competitividad del Foro Económico Mundial (WEF) 2012-2013, México ocupa el lugar 118 de 144 en lo respectivo a la calidad de la educación primaria, en secundaria tiene el lugar 124 de 144 por lo que toca a matemáticas y ciencias.
En el ranking del Foro Económico Mundial, México anda muy mal.
Desafortunadamente otros indicadores coinciden en ubicar a nuestro país en los últimos lugares en educación: Por ejemplo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
De acuerdo con los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA) 2009, organizado por la OCDE, México obtuvo el lugar 48 entre 65 países.
Dentro de los miembros de la OCDE, organización a la que México pertenece, nuestro país está en el último lugar.
Ostenta la posición 30 de 30.
Y es que los gobiernos de México no solo han sido incapaces de garantizar una oferta de educación pública para todos, sino que además la calidad es muy baja.
El gobierno de Calderón no ha sido la excepción.
Crece el número de "ninis"
De 100 niños que se inscriben en la primaria solo el 77 por ciento continúan en secundaria; 45 se inscriben en la preparatoria y tan solo 13 terminan la licenciatura. Solo 2 por ciento hacen estudios de post-grado.
¿Por qué? Las razones son múltiples. Pero una de ellas es que México sigue siendo un país con grandes insuficiencias para satisfacer la demanda educativa.
Aunque en su último informe de gobierno Felipe Calderón presumió que rebasó la meta sexenal del 30 por ciento en cobertura de educación superior, omitió decir que 190 mil jóvenes fueron rechazados en el 2012 en las universidades públicas en todo el país.
También omitió mencionar que ese 30 por ciento sigue siendo una cifra que no representa ni la mitad de lo logrado por algunos otros países latinoamericanos.
Cuba, por ejemplo, tiene un 87 por ciento de cobertura; Venezuela 76 y Argentina 58 por ciento, de acuerdo con la UNESCO.
En un estudio realizado por la OCDE, “Panorama Educativo 2012”, se muestra que en México el rezago educativo sigue creciendo, como también siguió creciendo en este sexenio el número de jóvenes que no estudian, ni trabajan.
Y no es que los “ninis”, llamados así injustamente, no quieran estudiar ni trabajar.
Lo que sucede es que los jóvenes que no caben en las universidades, ni en las preparatorias, tampoco encuentran oportunidades de trabajo.
Los llamados “ninis” rebasan hoy los siete millones, y algunos señalan que ya llegan a ocho millones, a pesar de que México es el miembro de la OCDE que más recursos presupuestales destina a la educación, en proporción a la población.
El reporte publicado por la organización internacional señala que México ocupa el segundo lugar entre los 34 países en cuanto a porcentaje de población de entre 25 y 64 años que no ha completado estudios mayores a secundaria.
La educación no se traduce en empleo
El informe “Panorama educativo 2012” preparado por la OCDE señala que México es el único país en el que tener educación superior no necesariamente se traduce en una oportunidad para obtener un empleo mejor.
La tasa de desempleo de los que cursaron la enseñanza superior es de 4.4 por ciento.
Casi igual que el 4 por ciento de desempleo de los que solo tienen educación básica.
El mismo estudio arroja datos que indican que del 2007 al 2009 el desempleo creció de un 2.8 a un 4 por ciento entre personas que cursaron enseñanza superior.
Por eso, es frecuente encontrar a licenciados o ingenieros, trabajando como taxistas.
Educación de mala calidad
¿Qué clase de educación tienen los mexicanos?
Los resultados de la Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE) del 2012 revelaron que seis de cada 10 estudiantes de primaria, ocho de cada 10 de secundaria y seis de bachillerato obtienen niveles de conocimiento insuficiente y elemental.
En secundaria 79.7 por ciento de los adolescentes tienen estos deficientes niveles en la materia de matemáticas, y en español, 79.3 por ciento.
En la prueba PISA aplicada en el 2009, en lo que corresponde a matemáticas, el 50.8 por ciento de los estudiantes mexicanos reprobó el examen. Mientras que otro 28.3 apenas pasó de “panzazo”.
Se gasta mucho y se gasta mal
México es el país que destina el mayor porcentaje de su presupuesto si se le compara con los países miembros de la OCDE.
Sin embargo, el 97 por ciento se destina para pagar a la burocracia y a los maestros, así como a miles y miles de “comisionados” de los sindicatos de maestros que lo mismos son choferes, que operadores electorales.
En la revisión de la Cuenta Publica realizada por la Auditoría Superior de la Federación se hace notar que existían 33 mil 455 escuelas de primaria que se encuentran en pésimo estado.
Muchas telesecundarias del medio rural no funcionan, porque además del mal estado en el que se encuentran, no cuentan con energía eléctrica.
“Ni de panzazo"
“Ni de panzazo” fue el nombre con el que “Mexicanos Primero” estuvo a punto de utilizar para bautizar a su documental cinematográfico sobre la educación que se exhibió en las salas de cine del país en marzo de este año.
Y no se habrían equivocado con el nombre que al final desecharon porque recientemente, las autoridades educativas dieron a conocer que los 264 mil 379 docentes y directivos de escuelas de primaria que se sometieron a la Primera Evaluación Pública obtuvieron un 5.8 por ciento de calificación promedio.
Los maestros reprobaron. No pasaron el examen, ni de panzazo.
Sin embargo, no pasa nada.
Los maestros reprobados seguirán dando sus clases normales, como si nada.
Y es que según explicó el doctor José Ángel Córdova Villalobos, secretario de Educación, la intención del examen “no fue decir que los profesores requieren determinado tipo de cursos, porque de plano están para “llorar”, sino para saber a quiénes se les puede hacer un ofrecimiento de profesionalización.
“Lo que se busca es saber las ‘áreas de oportunidad’ en donde los maestros pueden prepararse mejor”, declaró Córdova Villalobos.
Tampoco pasará absolutamente nada con los cientos de miles de maestros que no quisieron presentar el examen, porque la prueba era voluntaria.
En todo caso, para lo único que sirvió el examen fue para saber lo que ya sabíamos: que la inmensa mayoría de los maestros de México no están capacitados para enseñar.
“El principito de Maquiavelo”
Durante el gobierno de Felipe Calderón han desfilado tres personajes por la Secretaría de Educación.
Sin embargo, ninguno de los tres sabía el número de maestros que prestan sus servicios en el sistema de educación pública mexicana.
Josefina Vázquez Mota fue la primera en ocupar el cargo de secretaria de Educación de este sexenio. Ni como secretaria, ni después como candidata a la presidencia de la republica, supo cuántos maestros dan clases en México.
Y Alonso Lujambio, el segundo secretario de Educación de Calderón, también ignoró el dato.
Peor aún. Nadie en México lo sabía.
No fue sino hasta el 25 de octubre que Córdova Villalobos dio a conocer que “tenemos ya el Registro Nacional de Maestros”.
“Son poco más de un millón 200 mil con un grado de certeza razonable”, informó quien hace poco más de un año, cuando aspiró a gobernar Guanajuato, se declaró un asiduo lector de libros, aunque algunos de los que señaló, no existen.
“De los grandes libros, Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez; libros que hemos leído con mucho gusto: El principito, de Maquiavelo, en fin, hay una gran variedad: yo soy un asiduo lector y me gusta explorar”, declaró el secretario de Educación del gobierno federal.
La maestra de los presidentes
Muchos culpan, y con razón, a la maestra Elba Esther Gordillo de ser una de las principales responsables del desastre educativo mexicano.
Otros, en cambio, señalan que el problema ni siquiera es ella, porque cualquier otro líder sindical haría exactamente lo mismo que hoy hace La Maestra y que en el pasado hizo Carlos Jongitud Barrios.
Sin embargo, también habría que decir que el poder de Elba Esther, o de cualquier otro poderoso líder sindical, no deriva de las concesiones que los presidentes mexicanos les han dado a través del tiempo.
No hay que olvidar que Vicente Fox no solo le cedió el control de la Secretaria de Educación, también le “regaló” la Lotería Nacional y la dirección general del Issste.
Hoy el joven Fernando Bibriesca Sahagún, hijo de la señora Marta Fox, es diputado federal plurinominal del Panal por obra y gracia de Gordillo.
Con Felipe Calderón la situación empeoró.
El todavía presidente de México simplemente no hubiera podido obtener el número de votos que necesitaba para ganar la elección de 2006 sin el auxilio del ejército de maestros que controla La Maestra, y sin su apoyo para disuadir a un buen número de gobernadores priistas para que apoyaran al candidato del PAN.
El poder de la maestra llegó a tanto que logró que su yerno Fernando González asumiera el control real de la Secretaría de Educación.
Hace un par de semanas Gordillo fue reelegida por seis años más como líder del sindicato.
La salud; el Seguro Popular
El presupuesto que Felipe Calderón ejerció en este sexenio en salud es más del doble del que ejerció su antecesor.
Estaba obligado a hacerlo por la Ley General de Salud. Y es que desde que se reformó dicha ley en 2003, para dar paso al Seguro Popular, se previno que la población no asalariada sería incorporada paulatinamente por etapas en el curso de los siguientes siete años.
Para el 2010 los no asalariados deberían contar con acceso a un sistema de protección social en salud.
Hasta el 2003, solo los asalariados tenían acceso a un sistema de protección social en salud.
La institución del Seguro Popular, ciertamente era necesaria. Sin embargo no estaba concebida, ni planeada, para que funcionara sin las aportaciones de los asegurados.
Se suponía que para su financiamiento, además de las aportaciones federales y estatales, los asegurados deberían aportar una cuota, tal y como lo hace cualquier derechohabiente del Seguro Social.
Pero, durante el sexenio de Felipe Calderón el Seguro Popular terminó por convertirse en una herramienta de política electoral. Se publicitó hasta el cansancio que médicos y medicinas eran gratis.
Hoy casi la totalidad de los afiliados no hacen ninguna aportación al sistema.
¿Cobertura universal?
Teóricamente desde el 2010 no debiera haber ningún mexicano sin acceso a un sistema de protección en salud. Sin embargo, la realidad contrasta con los dichos gubernamentales.
Y es que si en el gobierno del presidente Felipe Calderón se hubiera alcanzado la cobertura universal de salud, no existirían los miles de farmacias de “bajo costo” como las del doctor “Simi”.
Tampoco funcionarían los consultorios médicos que estas cadenas farmacéuticas han instalado como anexos a sus establecimientos, en donde un médico consulta por 30 pesos.
Para quienes pudieran albergar todavía alguna duda sobre si el Seguro Popular cubre a todos aquellos mexicanos que no son asalariados, están en las cifras oficiales del Censo Nacional de Población, realizado por el Inegi.
“En el censo es posible identificar a los derechohabientes a servicios médicos en instituciones de salud públicas o privadas, así como los que no tienen ese derecho. Entre 2000 y 2010 el porcentaje de población que declaró ser derechohabiente aumentó de 40.1 a 64.6 por ciento, es decir, 72.5 millones de personas”, señala el Inegi.
En consecuencia, si la población de México en el 2010 fue de 112 millones de habitantes, aún estaban fuera de cualquier sistema de protección en salud 30 millones de mexicanos, cuando se suponía que ya se habría alcanzado la cobertura total.
Y eso no es lo único grave del caso.
Las asignaciones presupuestales para financiar el Seguro Popular, ya desde el 2010, parten del supuesto que todos los mexicanos que debieran estar afiliados lo están.
Si el gobierno federal asignó el presupuesto para proteger a 55 millones de mexicanos, y 30 de ellos no están afiliados al sistema, ¿qué destino tuvieron esos recursos?
El presidente de la pobreza
En lugar de que México continuara por el camino exitoso en el combate a la pobreza que se había venido observado desde el gobierno de Ernesto Zedillo hasta el de Vicente Fox, el número de pobres creció en el gobierno de Felipe Calderón.
De nada sirvió que el presupuesto de la Sedesol se hubiera más que duplicado respecto del ejercido por Vicente Fox. De nada sirvió que Felipe Calderón, como candidato, hubiera soñado que durante su gobierno 15 millones de mexicanos habrían dejado de ser pobres.
Simplemente Felipe Calderón no supo qué hacer para disminuir el número de pobres.
En tan solo cuatro años, del 2006 al 2010, la cifra de pobres aumentó en 12.2 millones de mexicanos, mientras que la población creció en seis millones.
Tan solo en los dos primeros años de su gobierno, del 2006 al 2008, el número de pobres creció en 6.8 millones.
México regresó al mismo número de pobres que había en el año 2000.
Para el 2008, los pobres sumaban nuevamente 52.3 millones. La pobreza “patrimonial” había crecido ya un 14.9 por ciento.
Sin embargo, aunque el incremento de la pobreza patrimonial era muy importante, la pobreza alimentaria había crecido en dos años un ¡37 por ciento!
Para el 2010 la situación empeoró.
El número de pobres alcanzó la cantidad la de 57.7 millones.
Una cifra muy lejana de los 35 millones de pobres que imaginó Felipe Calderón que México tendría al final de su sexenio.
La niña genio vive en un basurero
Entre números y estadísticas, malas noticias, y mensajes oficiales sospechosamente optimistas, existen historias reales, aunque por demás “sui géneris”, que ponen en el centro de nuestra atención la esperanza y la cruda realidad de la educación en México.
Esas historias no figuran en los discursos ni en los informes de gobierno, a menos que puedan representar una ventaja política.
Tal es el caso de la mejor alumna de matemáticas de todo el país.
Se llama Paloma Noyola Bueno, tiene 11 años y vive en un basurero en Matamoros, Tamaulipas.
Paloma es una estudiante de sexto de primaria. Vive con sus siete hermanos y tiene una madre soltera.
Su barrio se llama “El Basural”. Los elementos más notables del paisaje son un dren de aguas negras y un viejo tiradero de desechos.
La niña es estudiante de la escuela primaria José Urbina López y fue premiada el mes pasado, por el presidente municipal Alfonso Sánchez Garza, con una computadora portátil y una beca de 500 pesos mensuales para que continúe sus estudios.
En la prueba Enlace sacó el mejor puntaje del país en matemáticas, muy por encima del promedio nacional.
“De grande me gustaría ser maestra de matemáticas, porque así como yo sé, quiero que en la secundaria los estudiantes aprendan”.
El pretexto
Felipe Calderón tuvo que confrontar esta terrible realidad, pero lejos de revisar a fondo lo que pudo haber ocurrido en estos cuatro años, culpó a la crisis económica mundial del desastre.
Cuando se dio a conocer la información oficial de la pobreza en México, Felipe Calderón declaró ante los alcaldes panistas:
“...Hemos pasado por una crisis económica terrible. Qué tan grave fue. Simple y sencillamente, amigas y amigos, no hay nadie aquí, en el salón, y hay muy pocos en el mundo, que recuerden otra crisis económica más grave que ésta.”
“Para bien, para mal, nos tocó a nosotros estar al timón en la peor tormenta económica que tengan presente las generaciones en todo el mundo”.
Es cierto que la crisis económica del 2009 golpeó a todas las economías del mundo pero también es cierto que los precios internacionales aumentaron, por la demanda de los productos que el crecimiento económico de China y la India han tenido durante las últimas décadas.
Sin embargo, algo pasó en México que no ocurrió en otros países para que el número de mexicanos pobres haya crecido en una forma tan desorbitada.